Datos en crudo: En los últimos años, España ha pasado de ser el 10º país más sedentario de Europa al 4º en 2021, logrando entrar en el top 10 mundial.
Actualmente, solo el 26,5% de la población española realiza ejercicio físico de manera regular , y el 15% no realiza ninguna actividad física de ningún tipo, aunque según en qué encuestas, este valor puede aumentar hasta el 46,2% los españoles sin actividad física. Estos alarmantes datos están relacionados con la proporción de sobrepeso en la población, que ya roza el 60% (53,8% en este estudio reciente). Este tipo de datos se van publicando en los medios de vez en cuando, y generalmente, vemos que la cosa empeora.
¿Por qué? Por muchos motivos, pero principalmente porqué se aborda mal el problema
Hará unos 10 años leí un estudio que decía que los españoles eran el primer o segundo (no recuerdo) país que más deporte practicaba de Europa. Me extrañó. Y al cabo de poco se publicó una de estas estadísticas que decía casi todo lo contrario. Como investigador, me picó la curiosidad, e hice algo de seguimiento a las dos noticias. No tarde nada en descubrir lo que sucedía: el primer estudio estaba basado en encuestas y el segundo con datos objetivos.
Esto significa que tenemos dos problemas:
– No hacemos ejercicio físico (datos objetivos).
– Creemos que sí hacemos ejercicio físico (datos de encuestas).
Es decir, por muchas campañas de concienciación sobre una vida activa que se hagan, si la gente cree que no va con ellos, no impactan donde deberían.
Y campañas las ha habido, y muchas
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha insistido en muchas campañas en las recomendaciones de actividad física para toda la población, ya sea bajo el lema de los 10.000 pasos al día, los 30 minutos al día, o de manera más detallada con los 150 minutos semanales de actividad física moderada a vigorosa distribuidos en 5 días semanales o los 75 minutos semanales de actividad física intensa y vigorosa distribuidos en 3 días semanales.
Con esas recomendaciones, la OMS esgrime los beneficios de la actividad física en todos los sistemas del organismo humano (locomotor, cardiovascular, respiratorio, nervioso, digestivo, reproductor…).
Incluso ahora sabemos que el músculo es un órgano endocrino que da señales a otros órganos para que el sistema (organismo) funcione correctamente, tal y como explicábamos en el artículo de la importancia de la masa muscular.
En resumen, los beneficios de la actividad física son innumerables y casi imposibles de concretar.
¿Por qué los beneficios de la actividad física no se pueden concretar?
Pues porqué la actividad física no es un descubrimiento reciente que milagrosamente hace funcionar mejor distintos componentes de nuestro organismo si lo añadimos a nuestra vida. La actividad física es algo que le hemos quitado a nuestro organismo. Así de fácil.
El ejercicio no es medicina, el sedentarismo es enfermedad
Cuando el homo sapiens “cerró” la evolución, la actividad física era una pieza más de la ecuación. En aquel entonces no pudo filtrar aquellos componentes genéticos que favoreciesen el desarrollo de algunas de las enfermedades de hoy (obesidad, diabetes, hipertensión, síndrome metabólico…) porque la actividad física las mantenía controladas. Tampoco pudo generar adaptaciones ante una situación de sedentarismo porque eso no existía.
El homo sapiens NECESITA actividad física para funcionar correctamente.
Lo estamos enfocando mal
Recomendar ejercicio físico porque es bueno para la salud, no es suficiente. El ejercicio no es algo que haya que añadir, es una pieza del puzzle, de la que depende el funcionamiento del engranaje que hemos quitado. La actividad física es tan importante como el comer, beber y dormir. No debería plantearse como una opción saludable, si no como una necesidad biológica.
Ante esta situación, tenemos dos opciones:
– Esperar a que la evolución haga su curso y nos adapte para esta nueva situación de sedentarismo.
– Devolverle la dosis de actividad física que necesita nuestro organismo.
La primera opción puede parecer más cómoda, pero faltan generaciones y de mientras, el horizonte no es muy esperanzador si seguimos planteando el ejercicio como una opción.
¿Qué debo hacer para tener una buena calidad de vida?
Para lograr mejoras, debes hacer ejercicio físico, y para tener una buena calidad de vida, debes aumentar tu Actividad Física.
Parece confuso, pero hay lugar para ambas cosas y por tanto hay que combinarlas para no caer en el concepto de «sedentario que entrena».
Una semana tiene 168 horas. De las cuales dedicarás al Ejercicio Físico (entrenamiento) unas 3 horas. Eso es menos del 1,8% de tu tiempo.
El 1,8% de tu tiempo tiene muy poco impacto sobre tu salud y sobre tu calidad de vida comparado con el otro 98% del tiempo de la semana.
Hay que lograr que ese 98% del tiempo sea más activo. Ir a la compra andando, subir escaleras, levantarte de la silla cada media hora… Un pequeño incremento en ese 98% tiene mucha más relevancia que un gran incremento en tus entrenamientos que solo representan un 1,8% de tu tiempo.
No te centres en cuántas calorías consumes en tu entrenamiento, céntrate en el consumo durante el resto del día. En entrenamiento no sirve (o no debería servir) para quemar calorías, el entrenamiento sirve para promover mejoras (musculares, metabólicas…), que se darán gracias a un correcto descanso y una adecuada alimentación.
Muévete y entrena. No es una opción, es una necesidad urgente.