El movimiento eficiente, cura.
¿Podemos asegurar que el pilates mejora la calidad de vida de los pacientes de cáncer? La evidencia parece confirmar que sí: el movimiento eficiente no solo contribuye a mejorar la esperanza y la calidad de vida, sino que es altamente recomendable para aquellas personas que han sido diagnosticadas o están inmersas en un tratamiento oncológico.
Cuando una persona es diagnosticada de cáncer, el tratamiento posterior supone una lucha larga y constante para el paciente, donde su capacidad física y mental se ven afectadas de una manera notable. Conseguir que durante y después del tratamiento la persona pueda disfrutar de la mejor calidad de vida posible, es una de nuestras prioridades como profesionales.
El Método Pilates aporta una valiosa contribución al tratamiento de pacientes oncológicos, pues ayuda en la restauración de cualquiera de las disfunciones músculo–articulares, que pueden darse durante la enfermedad o durante la fase de recuperación.
Lo que dice la ciencia.
“Hacer ejercicio físico antes, durante y después un tratamiento contra el cáncer ayuda a proteger el sistema cardiovascular de los efectos negativos de las terapias”. Esta afirmación ha sido puesta de manifiesto en el prestigioso estudio de la Universidad de Siena “The benefits of exercise in cancer patients and the criteria for exercise prescription in cardio-oncology” (D’Ascenzi, 2019). Estudio cuya calidad lo llevó finalmente a ser publicado en el European Journal of Preventive Cardiology.
Pero no es la única evidencia. De la misma forma, el estudio de largo recorrido “Pilates for breast cancer: a systematic review and meta-analysis” (Costa y Cols, 2017). concluye que el Método Pilates es un recurso valioso para ayudar a las mujeres a combatir el cáncer de mama. Tampoco podemos obviar el papel de la actividad física moderada que ofrece el método Pilates como herramienta de prevención validada por el National Cancer Institute.
Plan de ejercicio individualizado como clave del proceso.
Es de vital importancia trazar una estrategia con un plan de ejercicio individualizado para cada paciente, teniendo en cuenta su historial personal, el tipo de tratamiento, que se le está suministrando, la respuesta que está tenido al ejercicio y las preferencias personales. Una vez más, se pone de manifiesto la importancia de un “grupo multidisciplinar”.
Y es que, por ejemplo, los pacientes con niveles bajos de hemoglobina deben evitar actividades de alta intensidad; aquellos con niveles bajos de plaquetas (necesarios para la coagulación de la sangre) no deben practicar deportes de contacto; o los pacientes frágiles deben evitar las actividades que podrían aumentar el riesgo de fractura.
Personalmente, mis aliados preferidos en este tipo de clases adaptadas, son el Reformer y el Cadillac. En uno puedo fortalecer y en otro afinar al máximo la adaptación de la carga y la movilidad articular específica de un segmento.
Respiración, la ducha celular interna.
Una de las claves de Pilates es el control de la respiración, recurso que ayudará al paciente oncológico a regular su ansiedad. Debemos buscar, mediante la individualización, el desarrollo muscular de manera uniforme, optimizando así la función muscular y articular y mejorando la movilidad, en la mayoría de los casos bastante mermada por la debilidad, hipoactividad, pero si no aderezamos todo este menú con una correcta “respiración”, nos estamos quedando a mitad de camino.
Además, buscar un trabajo integral para obtener un desarrollo muscular uniforme aportará estabilización y alineación en todo el cuerpo, algo fundamental en cualquier proceso de rehabilitación o readaptación.
Es decir, pensar en el todo, en lugar, de la parte.
Concentración y foco
La conciencia es un estado fisiológico del sistema nervioso que varía según el dominio temporal y espacial de sus operaciones neuronales. Funcionalmente, la conciencia puede describirse mediante dos cualidades: el nivel de alerta (arousal) y la experiencia de conciencia (awareness). El nivel de alerta es el nivel de energía o de activación corporal y psicológica que posee un individuo en un momento específico. Otro de los grandes beneficios del método Pilates, es el grado de concentración que aporta a quienes lo practican.
La intencionalidad y precisión técnica del método Pilates, requiere unos niveles de concentración hacia el foco del propio ejercicio determinantes para el resultado/activación necesaria, ayudando a los pacientes a ser más conscientes del conocimiento y control de su cuerpo.
Dicho control contribuirá a disminuir los episodios de dolor del paciente, así como controlar los brotes de ansiedad que suelen acompañar al diagnóstico.
Pilates para pacientes oncologicos
Podemos enumerar diez grandes beneficios de la práctica de método Pilates en pacientes oncológicos:
- Aumento de la fuerza, la movilidad y la resistencia.
- Fortalece el sistema cardiovascular (los tratamientos oncológicos pueden provocar la aparición de enfermedades cardiovasculares debido a la cardiotoxicidad).
- Reducción de la depresión.
- Disminución de la ansiedad.
- Reducción de la fatiga.
- Mejora el estado anímico, elevando la autoestima.
- Control sobre la respiración.
- Disminución del dolor.
- Mejora el sueño.
- Reducción en el riesgo de reincidencia/ recaída.
Parece evidente que desde un punto de vista motriz los beneficios del pilates son muchos. Sin embargo, no podemos olvidar cómo puede favorecer el plano emocional. Es fundamental destacar la repercusión positiva -casi inmediata- que tiene en el estado anímico de la persona, a quién realizar ejercicio de manera continuada ayudará a sentirse mejor. Por todo eso, respondiendo a la pregunta inicial, podemos confirmar que el pilates mejora la calidad de vida de los pacientes con cáncer.